HISTÓRICAS
Por Equipo Ahora Nosotras
“El patriarcado es un juez, que nos juzga por nacer” bailamos en la calle y los territorios gracias al colectivo Las Tesis. Sin duda, el movimiento feminista, gracias a su creatividad y valentía se convirtió en la primera línea de combate frente a la violencia institucional y político sexual ocurrida en Octubre de 2019 y los meses posteriores.
Lamentablemente no fue la primera vez que las mujeres cumplimos ese rol. Durante la dictadura de Augusto Pinochet, el movimiento de mujeres ocupó un rol clave en la defensa de la vida y los derechos humanos. En los setenta y ochenta, las madres, hijas y esposas organizaron respuestas de solidaridad mediante comités de búsqueda de personas o en ollas comunes en las poblaciones para paliar el hambre producto de la arremetida neoliberal.
En ese marco y bajo un septiembre cargado de memoria feminista queremos reconocer en esta nueva versión de Históricas y para la Revista Ahora Nosotras, el rol de Ana González Recabarren (1925 – 2018), fundadora de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, como mujer y activista fundamental para la tarea de Verdad, Justicia y No más Impunidad y quien, además, fuera reconocida por sus manifestaciones desde huelgas de hambre hasta su representación en instituciones cómo Amnistía Internacional o la ONU.
El 29 de abril de 1976 la vida de Ana cambió de manera radical. Ese día agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) detuvieron a sus dos hijos Luis Emilio y Manuel, y a su nuera Nalvia Mena, quien estaba embarazada. Su nieto Luis Emilio Recabarren Mena sobrevivió y fue devuelto a casa. Al día siguiente, el 30 de abril, su marido Manuel Recabarren salió a buscar a sus hijos pero nunca volvió. Los cuatro integrantes de su grupo familiar fueron desaparecidos por agentes de la dictadura sin dejar rastro.
En su última conmemoración del 11 de septiembre, Ana González -a ratos “premonitoria”- al salto de los torniquetes de octubre de 2019 advertía en el Diario El País que «Chile está como lo pensó Pinochet. Cuando dicen “le ganamos a Pinochet”… Pienso que no es verdad. No le ganamos. Seguimos divididos y los luchadores de antes se recogieron a sus casas. Para eso fue la dictadura: para silenciar al pueblo que había ganado su libertad. Pero confío en los jóvenes de hoy. Salen a las calles a protestar y eso significa que vamos bien».
Su luto permanente lo transformó en energía para que “Nunca más” en Chile vuelvan a ocurrir crímenes de lesa humanidad. En esta edición, la recordamos pues tras la desaparición de su familia no se quedó con los brazos cruzados y trabajó incansablemente hasta que se le fue la vida para conocer el paradero de cada uno de ellos.
Como dijo antes de partir, “pero hay sonrisa, porque lo que la dictadura quiso es que yo, como tantas, nos fuéramos a la casa a llorar y quedarnos muy tranquilas. Pero no lo lograron”. En el año 2016 comenzó a presentar problemas en su salud y en el 2018, a los 93 años de edad, falleció en el Hospital San José. Hoy a 2 años de su muerte, las feministas de ayer y las de hoy nos reencontramos para rendirle homenaje y bailar -ojalá- la última Cueca Sola con la Constitución del dictador, forjada a punta de balas y plomo.