JUNTAS SOMOS MEMORIA FEMINISTA

Editorial

Por Anita Martínez, Directora Revista Ahora Nosotras

Septiembre es un mes que empieza con el recuerdo de un proyecto esperanzador que fue interrumpido, como fue el de la Unidad Popular. Nos trae consigo los sueños y anhelos de un pueblo que quería construir un futuro diferente. Se trata de un proyecto que no solo se vio truncado, sino que fue diezmado por una dictadura que arrasó con las vidas de miles.

Chile nunca fue el mismo después de esto y existe una herida abierta. Por eso año a año somos muchas, tal y como lo hicieron muchas madres y abuelas bailando la cueca sola, quienes hacemos memoria como un acto necesario para hacer presente que sea cual sea el contexto nada justifica la violación a los DDHH.

Les debemos eso a quienes nos preceden, pues a pesar del dolor, persecución y ocultamiento de la verdad, fueron las agrupaciones de mujeres y familiares de víctimas quienes nunca han dejado de luchar por la ansiada justicia.

Por eso, en este número quisimos tomar su legado y hacerlo propio. Creíamos que la defensa a la memoria podría ser también una garantía para evitar el negacionismo y el olvido implacable de nuestras/os violadas/os, torturadas/os y asesinados/os y así exigir justicia y reparación para quienes aún se preguntan dónde están. Nos equivocamos.

Fue octubre de 2019 el que nos trajo la esperanza de un Chile que despertaba, pero también el más triste recuerdo del estado de excepción y el abuso de las Fuerzas Armadas y policiales. A más 47 años del Golpe de Estado, se quebró la promesa del “nunca más” y Chile viviría la peor crisis en DDHH tras la dictadura de Pinochet.

Volvimos a escuchar sobre detenciones ilegales, represión, asesinatos, mutilaciones sin precedentes que dejaron más de 460 víctimas de traumas oculares. Y las mujeres, dada la estructura patriarcal que las subordina y objetiviza, serían otra vez una especie de mercancía de guerra, sufriendo vejámenes, abusos sexuales y violaciones. Tal y como en la dictadura militar, la violencia contra las mujeres se manifestaría en torturas específicas. La violencia sexual sería una de ellas y probablemente la más invisibilizada.

Así, el Estado chileno otra vez quedaría en deuda respecto de los centenares de víctimas, pero también demostraría que, en el caso de las mujeres, seguiría careciendo de una respuesta oportuna y eficiente acorde al estándar de los derechos humanos. Lo que quedaría al descubierto frente a la denuncia de una multitud de mujeres es la existencia de un Estado opresor que las viola y no les cree, y que sería visibilizado a partir de la performance de Las Tesis.

Hoy ya no solo nos falta la verdad y justicia de las y los caídos en dictadura militar, también tenemos la responsabilidad de exigir la investigación, condena y reparación de cada una de las víctimas de las violaciones a los DDHH ocurridas en el estallido social.

No podemos quedarnos pasivas frente a otro capítulo del terror institucional desatado contra el pueblo. Nosotras, como nuestras abuelas y madres que lucharon incansablemente por verdad y justicia, usaremos la pañoleta verde para bailar una nueva cueca y hacer presente que no olvidaremos ningún golpe, ni los de antes ni los de hoy. Ayer y hoy, juntas haremos memoria feminista.