Protagonistas
Por Javiera López Layana
Gracias a la curiosidad de su hijo, la vida de una técnico en educación parvularia y mamá tomó un rumbo impensado. A un año de hacerse popularmente conocida por su disfraz, conversamos con Giovanna Grandón, más conocida como Tía Pikachu, sobre su anhelos para un proceso constituyente a la chilena que ya está en curso.
Días después de un violento intento de detención y la destrucción de su mítico traje por parte de Carabineros de Chile a pasos de la calle Pío Nono, Giovanna Grandón se encuentra sana y salva junto a su familia en la histórica población Lo Hermida de Peñalolén.
Antes de la revuelta social de octubre de 2019, Giovanna Grandón -previo a ser un ícono de la cultura pop de la protesta- dedicó su vida a ser técnico en educación parvularia con niños en contextos de vulnerabilidad y posteriormente trabajó como transportista escolar junto a su marido.
Sin embargo, tras hacerse conocida a partir del 18 de octubre por su disfraz y asistir periódicamente a las masivas manifestaciones en Plaza Dignidad, la normalidad a la que había estado acostumbrada por más de veinte años se acabó por un “error”.
Su hijo menor de siete años el año pasado tomó el teléfono de su papá -sin que se dieran cuenta- y compró con la tarjeta de crédito casi 600 mil pesos en objetos por Aliexpress. Dentro de esos sobres venía un disfraz inflable del protagonista de la serie Pokemón que decidió no vender para usarlo en Halloween de 2019.
Ese era el plan inicial. Pero mientras la revuelta comenzaba a gestarse, el plan cambió y de ahí para adelante la historia es conocida. Su baile, ascenso y caída en la calle Vicuña Mackenna en medio de lo que algunos llamaron “la primavera chilena” se convirtió en un viral que dio la vuelta al mundo y hoy la tienen como candidata a la convención constitucional de abril 2021.
La Tía Pikachu vive hace 45 años en Lo Hermida y desde pequeña se caracterizó por participar en instancias de organización social y comunitaria. Fue scout, participó en escuelas bíblicas en el sector tres de su querida población y dedicó gran parte de su tiempo a deportes como voleibol o basquetbol, a los que hoy – varios años más tarde- agradece su estado físico.
Mamá de cuatro hijos y dos nietos, Giovanna Grandón en entrevista para Ahora Nosotras dice que “desde siempre fui busquilla y que toda la vida se ha sacrificado por su familia”. Esta realidad de esfuerzo, como la llama Giovanna, dice que posiblemente es la vida de más del 80 por ciento de los chilenos que votaron en masa apruebo durante el 25 de octubre.
“Me casé a los 18 años y mi vida fue trabajar. Como no teníamos dinero para pagar la universidad trabajé, trabajé y trabajé. Si bien siempre tuve el apoyo de mi familia, con mi marido trabajamos durante 20 años de lunes a lunes para surgir y poder tener la casa propia, aunque parece que nunca va a ser mía porque la sigo pagando. A punta de esfuerzo ven qué más conviene si sacar adelante a nuestros hijos o estudiar”, cuenta Giovanna Grandón.
– ¿De qué manera ha cambiado tu vida este año?
¡Uf! Este año mi vida ha cambiado en un 100 por ciento. De haberme dedicado a trabajar y comprar cosas para mejorar mi casa, con esto de ser conocida como Tía Pikachu mucha gente me invita a muchas partes. Antes de la pandemia fui a asambleas que me invitaron y cambió mucho mi estilo de vida.
En febrero, Giovanna Grandón y su familia realizaron una gira en el sur del país. Si bien inicialmente iban de vacaciones, la ruta se convirtió en una nueva experiencia de vida donde alcanzaron a visitar Concepción, Valdivia, Osorno y Chiloé. “Fui a muchas marchas y la gente nos agradecía que estuviésemos ahí porque cada lugar tiene su necesidad. El cariño fue demasiado y se agradece. Por eso estoy comprometida”, relata con orgullo la Tía Pikachu.
– ¿Te gusta este cambio?
Sí, no hecho nada de menos. Conversamos con mi marido que como seres humanos siempre andamos buscando la felicidad en diferentes cosas y siempre decíamos que “nos falta algo”. Con esto de salir de ayudar, estar unidos como grupo u otros grupo como el Klan Quiltro y la gratitud de la gente pienso que de eso se trata la felicidad. ¡Qué más quiero! Siempre podemos aportar a la felicidad de los demás, solo trata de la unión de nuestro pueblo.
– ¿Crees que este nuevo espíritu menos exista se ha logrado impregnar en los chilenos?
Yo creo que muchas personas sí nos dimos cuenta y despertamos de ser zombies del sistema. Vimos que con poco se pueden hacer muchas cosas. Creo que va en la cultura, en cómo nos educaron y criaron. La educación en Chile solo nos hace competir, en vez de unirnos como sociedad para salir adelante.
Este estallido pienso que nos unió mucho por un bien común. Sobre todo para cosas que necesitábamos cambiar como las pensiones, la educación, vivienda, agua. Demasiadas cosas que teníamos en el subconsciente que había que reclamar pero nadie empezaba.
Siempre voy a estar agradecida del impulso que dieron los chiquillos secundarios y pienso ahora tenemos que seguir nosotros con el voto. De ahora en adelante también vamos a tener que ver a quién le damos el voto y quién puede ser más confiable para cambiar lo que necesitamos.
Durante la pandemia, la Tía Pikachu pasó del baile a la solidaridad. Desde abril en adelante fue invitada a recorrer ollas comunes, tomas y campamentos en diferentes territorios de Santiago que se reactivaron como respuesta a la crisis económica producto del mal manejo económico de la pandemia por COVID -19.
En medio de este año de cambios, Giovanna Grandón tomó la decisión de ser candidata para la Convención Constitucional, único órgano que asegura la paridad y que tras el plebiscito del 25 de octubre ganó el Apruebo a una Nueva Constitución con un 78,27 % contra un 21, 73% de los votos del Rechazo.
– Giovanna, ¿Qué evaluación haces de la votación? ¿Qué crees que representa la mayoría que se expresó en las urnas?
Sabíamos que íbamos a ganar. Muchos necesitábamos los cambios y cuando queríamos hacerlos nos decían “era inconstitucional” por eso decidimos hacer una Nueva Constitución. Nos dimos cuenta que las tres comunas donde ganó el Rechazo ahí están los que mandan y tienen la plata, pero a pesar de eso ellos se dieron cuenta que son muy pocos y nosotros somos más. Si nos mantenemos unidos podemos hacer transformaciones en favor de todos. No queremos todo gratis, la cosa simplemente tiene que ser más justa.
El 30 de octubre, Pablo Ortuzar, antropólogo social e investigador del EIS escribió “Carta a la Tía Pikachu” en La Tercera. En la misiva proponía que “no es de la bondad o raigambre popular de los constituyentes que deberíamos esperar una buena Constitución, sino de la calidad del diseño resultante, lo que depende de acuerdos entre expertos bien escrutados por la opinión pública”.
–¿Qué te parece la carta de Pablo Ortuzar en La Tercera quien señalaba que no era tu momento?
¿Te digo la verdad? A mí me da lo mismo. Mi marido me dice: “¡mira lo que te mandaron!” pero finalmente eso expresa que hay gente que se cree superior a otras porque pudieron estudiar. A algunos les dan espacio para poder escribir, opinar o hacer su pega y piensa que por sus estudios tienen más beneficios. En estas acciones tu ves el clasismo y la descalificación hacia personas que si bien no tienen estudios, a veces tienen más vivencias que sirven para entender lo que tenemos que cambiar. Yo estoy segura de lo que quiero hacer. Yo he vivido muchas cosas y he ayudado a otras personas, no he estado sentada en mi casa con el teléfono celular. Más que estudios, son las experiencias.
– ¿Le responderías?
No, no me interesa. Para mí eso es tiempo perdido. Me mueve lo que he salido a luchar a la Plaza Dignidad y quiero ser constituyente para ayudar a hacer los cambios que Chile necesita.
– ¿Sientes que octubre rebasa los límites de izquierdas y derechas?
En este estallido no había representantes. Éramos todos porque todos necesitábamos los cambios e íbamos con nuestros carteles. Después del estallido algunos partidos trataron de hacer cosas pero se vieron limitados por la Constitución. Yo solamente porque nací aquí en Lo Hermida y vi todo el sufrimiento de mi familia porque cuando era chica también fui a las ollas comunes porque mi mamá cocinaba. También ayudaba a repartir y recuerdo de postre nos daban quaker con leche.
¿Por qué tomaste la decisión de ser constituyente? ¿Qué te llevó a disputar el poder dentro de la constituyente?
Lo que más me motivó es que durante todo este tiempo fue la misma gente quien me lo pidió. Cuando fui en febrero en la gira varias personas me lo propusieron. Yo les decía que no estaba para eso y no sabía de las leyes. Sin embargo, muchas personas con estudios me animaron y decían que me podían ayudar o asesorar.
En la pandemia, cuando participamos en los campamentos en La Florida una viejita me dijo que ella creía que yo debía postular porque la gente me quería demasiado, porque había estado en las calles y porque había vivido a diario las necesidades que tenemos todos. Entonces, le dije a la abuelita: ¡decidido! Me voy a postular. En algún momento también me lo preguntaron en Plaza Dignidad y finalmente dije que sí y que iba a ir a pelear un cupo en la constituyente por el pueblo.
Esa abuelita te envalentonó
Claro. Si lo dice ella, con su experiencia, con su edad y si puedo ser un aporte lo voy a tratar de hacer.
¿Cuáles son las dificultades con las que te encontrarás en este camino?
Para mí nunca nada ha sido imposible. Yo siempre he sido luchadora y gracias a dios siempre siempre que me propongo algo lo he conseguido en base a la fé y el cariño. Cuando una hace las cosas bien y de corazón, con mayor razón resultan. Aunque tiren mala onda, yo no veo redes sociales y me preocupo de estudiar. La gente común y corriente, lo que nos mueve es cambiar las cosas que necesitamos y las verdaderas cosas que necesitamos como país.
¿Qué te gustaría plasmar en esta nueva constitución?
La educación es la base de todo. Si formas a chilenos con valores y principios podemos cambiar muchas cosas. La educación que tenemos está desactualizada. Es urgente fomentar el respeto y el trabajo en conjunto, no la competencia ni quién tiene mejores cosas. Si hay mejor educación, se arregla la salud, las pensiones y mejorará la calidad de vida de todos. Al final todo va de la mano y me la jugaré con todo por una mejor educación.
Son muchas cosas, pero lo principal es asegurar la salud y la educación porque creo que esos dos pilares van a permitir que una persona pueda vivir bien y pueda surgir, y no solo lo referido a la educación universitaria, también en los colegios. Después el tema laboral y relacionado a eso la seguridad social y la jubilación. Las AFP son entes privados que lucran con la plata de todos los chilenos, y es obligatorio, o sea ni siquiera se puede elegir no ser parte de eso. A eso le sumaría todo lo que tiene que ver con medio ambiente y los animales, que es un tema que a mi me preocupa harto.